Despedida al Maestro Francisco Abelardo Jaimes Carvajal

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Foto profesor Abelardo Jaimes para condolencias

En la memoria de nuestro Departamento de Educación Musical, queda grabado el recuerdo de un ser humano excepcional: amigo, colega, docente, investigador y director. El maestro Francisco Abelardo Jaimes Carvajal era un espíritu alegre, extrovertido y dadivoso, un confidente y cómplice en cada paso de la construcción del saber artístico.

Muchos le conocían como el director del Departamento, pero quienes tuvimos el privilegio de conocerlo de cerca, sabemos que era más que un directivo. Vivía con una alegría siempre visible, tomando la vida con humor y plenitud. Su generosidad era inmensa, siempre atento a las necesidades de los demás, brindando oportunidades y creyendo en las capacidades de cada persona.

Era un ser único y noble, dispuesto a hacer sentir bien a los demás. Un anfitrión inigualable que ofrecía lo mejor, a quienes compartíamos con él a diario o a quienes venían como invitados. Se conmovía con el dolor ajeno, mostrando una sensibilidad profunda. También cometía errores, como cualquier ser humano, pero él solía decir con serenidad: “Siempre caigo parado”.

Su incondicionalidad, su sonrisa contagiosa y su corazón puro reflejaban su deseo de hacer del Departamento de Educación Musical un espacio, no solo de un construir académico, sino también de un encuentro fraternal. Bailaba y sonreía a todo momento, trabajando y disfrutando de la vida y sobreponiéndose a los problemas. Siempre estaba presente cuando se le necesitaba, ofreciendo su apoyo, orientación y cariño sin reservas.

Se describía a sí mismo como un “campesino santandereano” que llegó a cumplir sus sueños y vivió una vida de servicio y entrega al arte. Hoy, desde el Departamento de Educación Musical y la Licenciatura en Música de la Universidad Pedagógica Nacional, expresamos nuestro más profundo agradecimiento por su invaluable aporte, su vida y su obra.

Maestro Abelardo: Te despedimos con un gran aplauso, como se despide a un verdadero artista, con un ramillete de flores en tu pecho y la satisfacción del deber cumplido. Ahora, en tu merecido descanso, vas a seguir disfrutando de tu gran pasión en el cielo, Danzar. Que Dios te tenga en su gloria. Te recordaremos con gran cariño y gratitud. Hasta siempre, Maestro.

Departamento de Educación Musical