Se invita a la comunidad los días 22 y 23 de octubre de 2025 al XVI Encuentro Interinstitucional de prácticas para la Formación de Docentes para la Infancia, que lleva por nombre: Narrativas, emociones y subjetividad en la práctica pedagógica, en esta nueva versión, tiene como propósito fundamental ahondar sobre la necesidad de hacer presente en la experiencia formativa de los maestros y maestras en formación la relación permanente que se da entre: narrativa, emoción y práctica pedagógica.
En este sentido, la narrativa es el vehículo para que los maestros y maestras en formación, a través de relatos y experiencias vividas compartan sentires, reflexiones y conocimientos que emergen en su ser y en la interacción con los otros. Así mismo, se comprende que las emociones como parte del diario vivir y en especial dentro de las prácticas pedagógicas, influyen en la memoria, la comprensión y en cada experiencia formativa.
Por ende, reconocer al maestro como un sujeto sintiente y al niño como un sujeto de derechos, es comprender la importancia del vínculo y la alteridad como acciones generadoras de acogida que se transforman en espacios de diálogo, emoción y compromiso social. Así mismo, se hace necesario dialogar frente a los discursos que se han venido construyendo sobre las emociones al interior de las prácticas pedagógicas que se desarrollan en las diferentes universidades, sus perspectivas formativas y la manera cómo éstas se escolarizan, poniendo en el debate si las emociones se educan o se educa desde las emociones.
De esta manera, al integrar narrativa, emoción y práctica, se buscan generar espacios de reflexión sobre el papel de las emociones en la educación, su impacto en la formación docente y su potencial para la transformación social. En síntesis, el XVI Encuentro Interinstitucional, es un espacio de diálogo, discusión, análisis crítico y construcción en torno a dos pilares fundamentales con diferentes aristas de reflexión. A través de estos, se busca comprender cómo las prácticas pedagógicas pueden integrar las emociones como actos de resistencia, compromiso y humanización en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Los ejes son: 1. Sujetos y emociones en la práctica pedagógica a. Sujeto maestro (sujeto sintiente). Reconocerse como un sujeto con historia. b. Sujeto niño (sujeto de derechos) Reconocimiento de su historia, contextos, sentires. c. Apuesta por el vínculo y la alteridad
2. Discursos y saberes que circulan en la práctica pedagógica en torno a la emoción. a. Perspectivas formativas b. La escolarización de las emociones
Se considera necesario reconocer el lugar primordial de la triada: narrativas, emociones y práctica pedagógica, en lo referido a la experiencia formativa, por su profunda incidencia en las formas como los futuros docentes se relacionan con el conocimiento, las y los otros y consigo mismos en su ser maestra o maestro.
La narrativa, entendida como la construcción de relatos sobre experiencias personales y profesionales, permite que los maestros en formación atraviesen por reflexiones fundamentales sobre la construcción de sus discursos pedagógicos, sobre sus posturas frente a la educación infantil y sobre las situaciones vividas en los diferentes escenarios de práctica, sin perder de vista su lugar como sujetos situados, sintientes, hacedores de historia y por ende, sujetos con la potestad para leer los contextos para contribuir en la transformación de los procesos educativos de los que hacen parte.
Al integrar sus historias de vida y sus experiencias educativas previas en el proceso de formación, los docentes no solo construyen su identidad profesional, sino que también adquieren herramientas para comprender mejor las dinámicas que pueden enfrentarse al enseñar. Las narrativas pueden ser una poderosa herramienta de aprendizaje, ya que permiten la reflexión crítica y desde allí proponer nuevas maneras de relacionarse con los otros, con las dinámicas institucionales, para problematizarlas y transformarlas en el marco de las prácticas pedagógicas.
Desde esta perspectiva, es importante reconocer que la emoción no se entiende simplemente como una respuesta individual y privada, sino como un entramado que está profundamente influenciado por las estructuras sociales, culturales y políticas. Se propone así, abordar la emoción desde un enfoque crítico social, que atraviesa por procesos de reflexión sobre y para la acción.
Las emociones, en el contexto de la educación, no están solo relacionadas con la subjetividad personal, sino que están entrelazadas con dinámicas de poder, por ideologías establecidas y por una organización que opera para mantener un orden establecido. Los escenarios educativos no solo estructuran lo que se enseña y cómo se ha de enseñar, sino también las formas en las que los maestros y los estudiantes pueden o deben experimentar sus emociones. Las expectativas sociales y culturales influyen en cómo se perciben y valoran ciertas emociones dentro del aula, lo que puede generar jerarquías emocionales.