Como es de conocimiento público, en los últimos años la Universidad ha recibido visitas constantes por parte de la Secretaría de Salud, que han alertado sobre la proliferación de roedores y vectores (organismos transmisores de enfermedades, como mosquitos y cucarachas) dentro y alrededor de las instalaciones de la Calle 72. Esta situación responde al inadecuado manejo de residuos, la presencia de elementos en descomposición y la acumulación de alimentos perecederos en las zonas de la UPN.
El espacio que compartimos todas, todos y todes ha sido convertido en un vertedero de basura. Lamentablemente, estas prácticas han ido normalizándose, afectando los esfuerzos por mejorar las condiciones para la vida académica.
Desde finales de 2024, la Universidad ha desarrollado jornadas de limpieza y desinfección para recuperar los espacios y bienes de uso académico, reafirmando el compromiso de resguardar los elementos institucionales para su función misional. Por mandato del Consejo Superior, el Consejo Académico y la comunidad universitaria, no se legitimará ningún tipo de apropiación privada de estos espacios, menos aún cuando se impone mediante violencia e intimidación. Las plazas, edificaciones y mobiliario deben preservarse para el desarrollo de las actividades académicas y requieren del cuidado y compromiso colectivo.
Reconocemos que algunos estudiantes dependen de la venta informal de alimentos y que, a pesar de las dificultades, han buscado mecanismos de trabajo respetuosos con el entorno universitario. Por ello, continuamos las jornadas de diálogo fraterno entre estudiantes y la Subdirección de Bienestar, explorando alternativas cooperativas que prioricen el bienestar estudiantil desde el apoyo mutuo y la responsabilidad colectiva.
La Universidad, como educadora de maestras y maestros, ha implementado medidas para garantizar mejores condiciones para el aprendizaje y la enseñanza, incluyendo alimentación y apoyos económicos por medio de monitorías, entre otras estrategias que buscan mitigar las dificultades económicas del estudiantado. No obstante, la inadecuada manipulación de alimentos, la venta abierta de licor y el consumo excesivo de SPA en la Calle 72 han puesto en riesgo el suministro de la cafetería y el restaurante, además de generar una alerta roja por problemas de salud pública y convivencia.
Es importante subrayar que estas medidas de aseo, desinfección y recuperación de espacios responden a las constantes afectaciones a las labores académicas y administrativas durante los fines de semana. A finales del año pasado, el Consejo Superior, el Consejo Académico, el Comité de Dirección y la Mesa del Cuidado convocaron a la reflexión crítica en una Carta abierta a nuestros(as) estudiantes sobre los graves hechos ocurridos los jueves y viernes.
Los fines de semana, la Universidad acoge a menores de edad en cursos de extensión, pre-ICFES populares y espacios de formación de distintos movimientos sociales y académicos. Estas comunidades han debido enfrentar la ocupación nocturna de grupos de personas en la sede de la Calle 72 y la acumulación de botellas de licor, residuos de comida, heces y basura en los espacios públicos. Esta no es la Universidad que hemos construido en 70 años ni el legado que queremos dejar a las generaciones futuras.
La UPN es y seguirá siendo un espacio de diálogo abierto. Por ello, exhortamos a impulsar iniciativas pedagógicas y comunitarias que resguarden la Universidad de prácticas que van en contra de la defensa de la educación pública y deliberante.
Es inadmisible que el martes 18 de febrero, en horas de la noche, se hayan forzado edificios mediante amenazas e intimidaciones a funcionarios(as) de la UPN, y que se haya intentado cometer un hurto en la Vicerrectoría Académica utilizando una escalera desde el exterior del edificio P. ¿Qué intereses hay detrás de este ingreso violento a espacios de trabajo? Estas acciones delictivas traicionan cualquier principio de formación de maestros(as). Es imperativo rechazar toda forma de violencia que busque amedrentar a la comunidad universitaria en el ejercicio de sus funciones.
Invitamos a la reflexión y a repensar la relación con el territorio en el que habitamos –a propósito del centenario de Orlando Fals Borda–, a debatir abiertamente y a tomar medidas críticas en defensa de lo público y lo colectivo. La Universidad es un espacio en el que conviven miles de personas, un lugar para todas, todos y todes, reconociéndonos en la diversidad; sobre todo, un territorio de cuidado y bien común.
A continuación, se presenta evidencia de algunos de los elementos encontrados.


Comité de Dirección Institucional
Equipo Por-Venir
Universidad Pedagógica Nacional
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