Centenario de Paulo Freire: columna de opinión del rector en El Espectador

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Leonardo Fabio Martínez Pérez
Rector – Universidad Pedagógica Nacional

El pasado 19 de septiembre se cumplieron 100 años del natalicio de uno de los educadores y pedagogos latinoamericanos más importantes del siglo XX, el maestro Paulo Freire. La importancia de su obra educativa y la influencia de su pensamiento pedagógico es reconocida a nivel mundial por sus aportes al campo de la pedagogía, en particular a la educación popular y a la pedagogía crítica. Su legado intelectual, también se extiende al campo de las ciencias sociales, las humanidades, las artes y al pensamiento crítico a nivel mundial. A lo largo y ancho del planeta durante este 2021 se han desarrollado diversas actividades para rendirle reconocimiento y homenaje a su importante obra.

Nuestra Universidad no ha sido ajena a la influencia y relación con Paulo Freire. Desde distintos escenarios y campos de trabajo ha sido permeada, posibilitando desde la creación del Centro de Educación para Adultos, liderada por el profesor Mario Sequeda en la década de los 70, hasta la constitución misma del programa de la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en derechos humanos, el cual ofrece a sus estudiantes un seminario de fundamentación en el pensamiento pedagógico de Paulo Freire en torno a la educación popular y las pedagogías críticas, por mencionar algunos casos puntales.

Es esa vía, el Consejo Académico de la Universidad Pedagógica Nacional declaró el 2021 como el Año Paulo Freire, atendiendo a la pertinencia, relevancia y actualidad de su pensamiento pedagógico frente los contextos educativos contemporáneos en Colombia y América Latina y así contribuir con el posicionamiento entre la comunidad universitaria de los sentidos críticos y emancipadores del legado de Freire. Al mismo tiempo, buscamos difundir su pensamiento pedagógico desde varios registros: producción editorial, acciones conmemorativas de comunicación y divulgación, formación, investigación y proyección social.

Aunque la obra del maestro Freire estuvo centrada en la alfabetización de jóvenes y adultos en Brasil y en la educación popular, su legado y su pensamiento han trascendido a otros campos del conocimiento como el teatro, la educación física, la enseñanza de las ciencias y la educación infantil.

En el teatro del oprimido, por ejemplo, se presentan aspectos pedagógicos, sociales, culturales, políticos y terapéuticos que entienden la puesta en escena como un intercambio de conocimientos y experiencias que facilitan las discusiones de las problemáticas sociales y las intervenciones educativas. Allí, a partir del trabajo del dramaturgo Augusto Boal, se reconocen y resaltan los saberes de los diferentes sujetos en el proceso de creación artística y se convierte el escenario en una plataforma en la que se pueden expresar el inconformismo y aquellas cuestiones que son acalladas.

En el campo de la educación física, el cuerpo es comprendido como una construcción social ligada a condiciones políticas, culturales e incluso económicas; así, las prácticas deportivas también constituyen una creación de comunidad. En esa medida, el pensamiento freireano permite el abandono de la idea de cuerpo como máquina y se acoge el concepto de cuerpo como unidad indisoluble, como una totalidad y, en consecuencia, como sujeto histórico y de acción. En ese sentido, las prácticas deportivas físicas se reconocen como parte de la cultura, priorizando aquellas que están arraigadas culturalmente a las poblaciones en los territorios en lugar de priorizar prácticas foráneas. La educación física no es solamente deporte de consumo o de competencia, también hace parte de la identidad y de las realidades de las comunidades, lo que permite ese reconocimiento de los diferentes sujetos que participan de las mismas.

En el campo de la educación infantil, el pensamiento freireano involucra el reconocimiento de los diferentes actores de la comunidad educativa y del proceso de formación, dándole reconocimiento al papel de los niños y niñas, así como de su lectura del mundo, para, a partir de la indagación, comprensión y visibilización de esa experiencia, posibilitar al infante realizar distintas lecturas del mundo. Otro aspecto que no podríamos dejar de mencionar es el ejercicio de la docencia universitaria en la formación de educadores infantiles. Finalmente, otro de los campos en los que ha trascendido la obra del maestro Paulo Freire es en la enseñanza de las ciencias naturales, como el de la biología, la química y la física. Así, conforme a los parámetros de la investigación temática consignados en la pedagogía del oprimido, los profesores Demetrio Delizoicov y José André Angotti realizaron una recontextualización de su obra a la enseñanza de las ciencias.

En esta transposición, se cambia la lógica de la organización curricular establecida y se pondera una articulación entre los problemas detectados por las comunidades de las escuelas, los problemas globales y los conocimientos científicos. En ese contexto, la consolidación de temas generadores y conceptos unificadores resulta estratégico para permitir al estudiante comprender su realidad a partir de los conocimientos históricos de las ciencias. Esto requiere también, un trabajo interdisciplinar entre los docentes de diferentes áreas de conocimiento y de su formación permanente como sujeto crítico, autónomo y reflexivo.

Sin importar el campo del conocimiento, el educador tiene una responsabilidad ética y política en la construcción de un mundo más justo, lo cual significa que el conocimiento de este no es una operación bancaria de adquisición de nuevos conocimientos, sino que es un proceso que reconoce a los sujetos y sus lecturas de contexto, y a partir del proceso educativo posibilita la trasformación de sus realidades.

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